La cuesta de enero también impacta en el crecimiento de los negocios, en particular de las PyMEs.
Desde diciembre pasado, la inflación y los picos en la pandemia de Covid-19 han pintado un escenario económicamente complejo. El año pasado cerró con niveles altos de inflación anual, con aumentos de 7.26%, de acuerdo al Índice Nacional de Precios al Consumidor calculado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
“La explicación de estos niveles es multifactorial, pero al final del día tiene consecuencias que impactan de manera muy directa a los bolsillos de las personas. Su poder adquisitivo se ve mermado y con ellos sus hábitos de consumo, si a eso le sumamos que venimos de dos años que no han sido sencillos para las PyMEs, el resultado es todo un desafío”, afirma Bernardo Prum, Managing Director de Creze.
En medio de un panorama tan complejo como el que arroja la cuesta de enero de 2022, un negocio debe hacer uso de todos los recursos a su disposición para tratar de solventar los retos de un año que promete estar, nuevamente, lleno de incertidumbre.
En ese contexto, un crédito funcional y estratégico puede ser un salvavidas para las empresas. Los créditos resuelven las necesidades de las empresas de forma inmediata como cuando necesitan surtir un pedido grande, pero muchas veces la falta de instrumentos financieros personalizados dificulta que las PyMEs puedan saldar y pasa de ser una ayuda a una deuda más”, añade Prum.
Claridad sobre el monto
“La mayoría de los negocios utiliza un crédito cuando una institución bancaria se lo ofrece, por la cantidad que determine. Aceptar un préstamo en estas condiciones puede ser suicida para una empresa, si se trata de una cantidad mayor a la que necesita, sin duda será una deuda; pero si es menor el impacto positivo de liquidez no es suficiente”, afirma el Managing Director de Creze.
En ese sentido, para que este tipo de apoyo sea verdaderamente operacional para, se debe tener claridad sobre el monto que se necesita, cuáles son las formas de pago que más conviene al negocio y sobre todo en qué se empleará el crédito.
Objetivo específico
Asimismo, junto con la claridad sobre el monto a solicitar, se recomienda que una empresa tenga un objetivo específico a la hora de buscar un crédito. El punto es que haya una planeación estratégica detrás del préstamo, para que de hecho pueda operar a favor del negocio y no en su detrimento. Parte fundamental de un proceso de búsqueda de financiación es que pueda ayudar a los emprendedores a establecer metas y objetivos que contribuyan al crecimiento.
“Muchos emprendedores recurren a un crédito cuando tienen problemas de liquidez, pero no sólo para eso sirve un crédito, también puede destinarse a una inversión como compra de equipo, digitalización, etc”, apunta Prum.
Plan para saldarlo
Por último, un pequeño negocio que busque un crédito para sobrellevar la cuesta de enero y solucionar problemas inmediatos de falta de liquidez deberá tener un plan bien delimitado para saldarlo Así como es necesario saber exactamente cuánto dinero se necesita y en qué se va a emplear, un negocio tiene que estructurar sus planes a mediano plazo para pagar el préstamo. De tal modo, se suele recomendar que se solicite financiación a la medida con instituciones que den facilidades de pago ideales para una pequeña empresa.
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