En mi experiencia los grandes empresarios no son necesariamente los genios técnicos. Todos sabemos que Edison se montó en las ideas de Nikola Tesla, que Jobs solo era la cara de Wozniak y dudo que Jeff Bezos pueda instalar un servidor.
Lo que tienen estas grandes mentes es un talento singular que va más allá de lo técnico y no se puede enseñar en un colegio, se trata de tener la visión de cómo será el futuro, de combinar ideas y de convencer a inversores y empleados de seguir su liderazgo.
De saber que todo depende de ti y entender que, aunque el fracaso te rodea por todos lados, encontrarás una salida. Para mí, estos son conocimientos y habilidades que, si es que se pueden aprender en la escuela, será más factible en el departamento de historia o filosofía y letras que en el de administración de empresas.
Sin embargo, por más visionario y líder que seas, tienes que saber lo mínimo de los conocimientos técnicos para ser exitoso. Todos conocemos a un amigo genio que nunca logró despegar por falta de orden, disciplina y conocimiento financiero.
Saber de finanzas no es suficiente para ser exitoso, de hecho es una parte pequeña del éxito. Pero es necesaria.
Este libro es para que puedas aprender lo necesario en unas horas. Mozart mismo murió en la miseria y en la deuda, Isacc Newton perdió una fortuna por ser un mal inversionista.
Estoy seguro de que hay millones de empresarios en potencia que no emprenden “porque no estudiaron eso”. Lo bueno es que aprender lo esencial de finanzas no es algo inaccesible ni particularmente difícil.
Es una disciplina basada en el sentido común que, a pesar de parecer ser ácida, con práctica se vuelve sencilla y, con un poco de entusiasmo, empieza a ser fascinante. Se trata solamente de poder cuantificar y poner en números tus ideas.
Lo triste es que, a pesar de que las finanzas son esenciales para todos, no se enseñan en la escuela y se reservan para ciertas licenciaturas. En toda mi carrera jamás he tenido que resolver una integral ni saber que la mitocondria es la fábrica de las células, pero sí he tenido que pagar impuestos y hacer facturas. Eso lo hacemos todos, ¡debería ser una materia obligatoria en la escuela!
Yo, erróneamente, en mi camino a ser emprendedor estudié economía y una maestría en finanzas, luego pasé 10 años como consultor de negocios y, finalmente, me aventuré a emprender. A decir verdad, poco de lo que vi en las aulas me ha servido, lo poco que sí está destilado en estas hojas. No creo que requieras mucho más. Probablemente aún tengas un contador, y está bien, pero con estas bases tendrás lo esencial para tomar mejores decisiones críticas para tu negocio sin tener que ir cuatro años o más a la universidad.
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